jueves, 31 de enero de 2013

Leyenda de amor... o de los dioses


A la altura de Benidorm llama poderosamente la atención la figura de esa montaña a la que falta una porción, como si un gigante hubiese cortado con un cuchillo un trozo. Las líneas de corte son precisas y han dejado un hueco rectangular justo en la cima, en un lugar totalmente inaccesible.

Cuenta la leyenda que un oficial de Carlomagno se enamoró de una bella muchacha de la zona, pero un buen día una maldición predijo que cuando el último rayo de sol tocara su piel, la muchacha perecería. Desesperado el oficial, se fue con ella hasta lo más alto de la montaña y cortó con su espada aquél lugar para prolongar en todo lo posible su exposición a los rayos solares y por tanto prolongar su vida. Evidentemente prolongó su vida unas horas pero al ponerse el sol y dejar sin su luz también aquella cumbre, la muchacha pereció. Entonces el oficial cogió con rabia el trozo de montaña que había cortado y lo tiró al mar. Ese trozo es hoy... la montaña que se divida desde la playa de Benidorm y que –curiosamente- tiene unas dimensiones que le hacen encajar en aquél hueco que se ve a lo lejos en la cumbre de la montaña.

Otras teorías, apuntan a los extraterrestres, los cuales cortaron la montaña (y tiraron el trozo al mar) para tener una pista de aterrizaje segura para sus naves, lejos de la curiosidad y aviesas intenciones de los primitivos habitantes de la región hace quién sabe cuántos miles de años.

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