domingo, 19 de febrero de 2017

Sólo soy el Presidente

Los mejores años del laboratorio AstraZéneca fueron aquellos que tuvieron como Presidente a Carlos Trías que, además de ser un buen gestor era un buen ser humano. La puerta de su despacho estaba siempre abierta y él dispuesto a recibir a cualquier empleado que quisiese preguntar, consultar o pedir algo; en los descansos, cuando salíamos a tomar un café, él era uno más de los que nos congregábamos allí para descansar unos minutos y charlar amigablemente... pero vayamos a la anécdota de hoy...

Toda la organización comercial nos habíamos reunido con motivo de una Convención. Al llegar la hora de la comida del primer día, antes que hubiesen comenzado las sesiones de trabajo, nos fuimos agrupando todos en el comedor del hotel. Allí, mientras esperábamos con un plato en la mano a que avanzase la cola del buffet para servirnos, hablábamos unos con otros de cosas intrascendentes para pasar el rato. Y allí, mezclado con todos, también estaba el Presidente, con su plato en la mano, esperando turno y charlando con el que tenía a su lado que –en aquella ocasión- era un nuevo Delegado que acababa de incorporarse a la empresa y todavía no conocía a casi nadie. Entonces, este Delegado le preguntó a Carlos Trias que dónde trabajaba, que si era Delegado como él. Carlos le respondió en trabajaba en Central. Entonces el Delegado le preguntó que de qué trabajaba, y Carlos respondió con la mayor sencillez y naturalidad del mundo que “de Presidente”. El Delegado se quedó a cuadros, porque nunca se le hubiera Pasado por la imaginación que una persona sencilla y normal como la que tenia a su lado fuese el Presidente. Afortunadamente pudo respirar aliviado este Delegado porque durante aquellos minutos de conversación no había dicho nada de lo que luego pudiera arrepentirse, y desde luego comprendió en aquél mismo momento que había entrado a trabajar en un empresa que era la envidia de todo el sector por el buen ambiente que allí se respiraba.

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