viernes, 9 de agosto de 2013

La soberbia es no escuchar

El mayor ejemplo de soberbia en el mundo empresarial lo tenemos en esos directivos y jefes que no escuchan a sus empleados y sólo están para dictar órdenes e imponer su voluntad y su modo de hacer las cosas.

Dice Diego Pablo Simeone en su libro “El efecto Simeone (la motivación como estrategia)” que “lo mejor que le puede pasar a una persona es ser abierta y escuchar” y es totalmente cierto que aquellos que saben escuchar a sus empleados reciben con frecuencia una información valiosísima, nuevos puntos de vista o formas de afrontar un negocio o un problema que pueden ser útiles bien directamente o bien porque te hacen descubrir una tercera vía en la que no habías pensado antes.

“Lo que no debe hacer es cerrarse a una idea o a una opinión y no admitir otras posibilidades distintas a la que él contempla”, añade Simeone. Por eso un buen directivo o un buen jefe es aquél que busca proactivamente la opinión de sus empleados y no sólo porque este hecho sirva de motivación para los mismos sino porque supone un enriquecimiento cultural que de forma directa o indirecta puede revertir en beneficio de la empresa.

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