lunes, 23 de mayo de 2011

¿"Trabajar" o "estar en la oficina"?

Hace apenas unos días, la presidenta de Alemania, Angela Merkel se quejaba de que en países como España se trabajaba poco y se tenían muchas vacaciones. Tras esas declaraciones, ni los responsables del desGobierno de España ni los de la oposición, decían nada, quizás por miedo a llevarle la contraria a su jefa.

Afortunadamente, eran los medios de comunicación los que respondían, y esta vez no con palabras sino con datos, reflejando cómo en España el número de horas laborales es superior al de otros muchos países de la zona Euro, e incluso son los países del norte de Europa los que “trabajan menos”.

Sin embargo en toda esta polémica se ha confundido algo; algo que precisamente confunde la mayoría de los españoles: “trabajar” y “estar en la oficina”. Porque evidentemente “estar en la oficina” no es sinónimo de “trabajar”. En España son habituales las tertulias en el ambiente laboral, las numerosas y largas conversaciones privadas por teléfono o los paseos de despacho en despacho que encima interrumpen al que está trabajando.

Por el contrario en España las horas de estancia en la oficina son interminables. Suele estar mal visto cumplir el horario mientras que los pelotas suelen competir en ver quién es el que se queda más tiempo. Lo de trabajar es lo de menos, lo que importa es que tu jefe vea que pasas muchas horas en la oficina. Los jefes, por su parte, explotan todo lo que pueden a sus subordinados, al igual que ellos también son explotados por sus superiores, y así en una espiral continua, la gente vive más tiempo en la oficina que en su casa, la vida familiar no existe, y la productividad se resiente porque los trabajadores están más preocupados por “echar horas” y que se note su presencia, que por trabajar.

En mis múltiples contactos con empleados de otros países he podido comprobar cómo allí (en centro y en el norte de Europa precisamente), las horas de estancia en la oficina son de trabajo y cuando suena la hora, dejan lo que estaban haciendo y se marchan a su casa. Pueden, eso sí, de forma excepcional, quedarse un día todo el tiempo que haga falta, pero la norma es trabajar y cumplir, no vaguear y figurar como aquí.

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