sábado, 7 de mayo de 2011

Si yo fuera juez...

Si yo fuera juez con una carrera consolidada y posición económica desahogada, tal como Javier Delgado Barrios, Ramón Rodríguez Arribas, Fco. José Hernando Santiago o Francisco Pérez de los Cobos, y el Partido Popular me propusiera para formar parte del Tribunal Constitucional, diría que no. Les diría que me debo a la Justicia, a lo que dicte mi saber y entender, y no a consignas de partido ni a deberle favores a nadie.

Si yo fuera juez como Pascual Sala Sánchez, Eugeni Gay, Elisa Pérez Vera, Luis Ignacio Ortega, Pablo Pérez Tremps, Adela Asúa Batarrita y Manuel Aragón, y el Partido Socialista me propusiera formar parte del Tribunal Constitucional, diría que no. Les diría que me debo a la Justicia, a lo que dicte mi saber y entender, y no a consignas de partido ni a deberle favores a nadie.

Y si resulta que los jueces del Tribunal Constitucional están todos ellos libres de consignas de partido y de favores, y se deben única y exclusivamente a la Justicia, y yo fuera del PSOE, no me importaría en absoluto que el PP los nombrase a dedo a todos. De igual forma, si yo fuera del PP y se diera esta circunstancia, no me importaría en absoluto que el PSOE los eligiera a todos.

La realidad, sin embargo, nos muestra las luchas entre uno y otro partido por colocar ahí a “sus” jueces. Y un juez al que le anteponen un “su” no puede ser justo y si lo es no puede ser fiel a quienes lo pusieron en dicho cargo.

PD. En el reciente caso de autorizar que se presenten a las elecciones las listas proetarras, votaron no los cuatro del PP y uno (Manuel Aragón) del PSOE. Los otros seis colocados ahí por el PSOE le dieron luz verde a los aliados de los terroristas que ahora podrán concurrir a las elecciones, ganar muchas alcaldías y recibir (del dinero de nuestros impuestos) unos 280 millones de euros para manejarlos a su antojo. Mientras tanto, la sangre de las víctimas sigue derramada por el suelo y con el dinero que manejarán los amigos de ETA podrá rearmarse la organización terrorista para seguir matando; porque no lo olvidemos, ese es su oficio.

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